lunes, 15 de diciembre de 2014

LA NUEVA INCUBADORA


Cada año nacen unos 15 millones de bebés de forma prematura (antes de las 37 semanas de gestación), de los que mueren 1,1 millones. No es una lacra que se reparta homogéneamente. Los países ricos, con sus modernas tecnologías, tienen tasas muy inferiores a los del resto, donde pensar en una incubadora es un ejercicio de imaginación. Según la Organización Mundial de la Salud, el 75% de las muertes derivadas por un nacimiento prematuro podrían ser evitadas si los tratamientos fuesen más asequibles. Con esta idea en la cabeza, James Roberts, un inglés de 23 años, ha creado una incubadora plegable y portátil que le ha valido el primer premio de diseño James Dyson.
“La idea se me ocurrió viendo un reportaje sobre los refugiados sirios en la televisión”, cuenta Roberts por teléfono desde la sede de Dyson, a donde ha ido a recoger su premio. “Me fijé sobre todo en los niños prematuros. Esa gente está perdiendo toda una generación”, afirma.
El aparato es parecido a las bolsas para mascotas, explica Roberts. Hecho de plástico, pesa algo menos de 10 kilogramos. Cuando se pliega se convierte en un maletín. Para los casos de niños con ictericia, que necesitan fototerapia, se le puede incorporar un panel de lámparas. “Es reutilizable y fácil de limpiar”, añade su inventor. El aparato funciona con una batería que le da una autonomía de 24 horas, muy importante si se utiliza en regiones donde el suministro eléctrico no está garantizado.
Roberts afirma que ya ha tenido algunos contactos de empresas interesadas en fabricar su incubadora. Una de ellas es de Brasil, donde “tienen la infraestructura para probarlos sobre el terreno, pero aún tienen problemas de financiación”, explica. Aparte de la facilidad para transportarla, la incubadora tiene otra ventaja: su precio. Todavía no se fabrica a gran escala, pero su creador calcula que podrá costar unas 250 libras esterlinas (320 euros), “aproximadamente un tercio que las más baratas convencionales”, dice. Y mucho menos que los 40.000 de una de uso hospitalario.
El joven, que estudia diseño industrial, admite que era la primera vez que se presentaba a un premio. "Tuve que vender mi coche para poder hacer el primer prototipo, pero ha merecido la pena. Mi sueño sería conocer a uno de los bebés a los que haya podido salvar mi incubadora", afirma. El Dyson está dotado con 48.000 euros (36.000 para el inventor y 12.000 para su escuela). De momento, Roberts no piensa en otro proyecto. "En este todavía me queda mucho por hacer; me tiene obsesionado".

No hay comentarios:

Publicar un comentario