lunes, 8 de diciembre de 2014

EL SIDA: LA ENFERMEDAD OLVIDADA




Desde 1988 la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió que todos los uno de diciembre fueran el Día Mundial del Sida. La OMS, que su mayor virtud no es la celeridad precisamente, llegó tarde para controlar esta enfermedad y la historia se repite actualmente con el ébola; se conocían casos desde hace cuatro décadas.

En España no fue fácil poner en las agendas de las administraciones y de la sociedad este problema. Y los principios fueron caóticos: uno de los mensajes que recibía la población era que las «personas normales no tenían por qué preocuparse». Se aseguraba que el virus tenía un periodo silente; es decir, un portador podía estar sano. A eso hay que agregar que hasta mediados de los noventa no se dispuso de tratamientos eficaces, complejos pero eficaces, de difícil seguimiento y acompañados de efectos secundarios dolorosos. Hoy en España esta pandemia está olvidada. Alguna campaña de tanto en tanto, alguna charla, pero en el ámbito educativo la educación para la salud y sexual están ausentes, carecen de un espacio concreto con personal especializado. La Educación para la Ciudadanía podría haber sido un instrumento importante, que el Gobierno del PP se apresuró a eliminar.Conviene recordar el papel meritorio de las asociaciones anti-sida que desde los primeros años ochenta asumieron este desafío, luchando contra la ignorancia, prejuicios y rechazo. Los afectados aun hoy se ven obligados a vivir cotidianamente en la clandestinidad, temiendo que su situación de salud sea conocida. 


La salud pública en España está afectada por un «virus» ante el cual no se dispone de vacuna ni tratamiento: los recortes. La sanidad pública está siendo desmantelada favoreciendo la privada. Ébola, hepatitis C, casi tres millones de menores que no se alimentan como corresponde, la congelación de la Ley de Dependencia... Se está «fabricando» enfermedad. La crisis está afectando la salud mental de parados, desahuciados, personas que emigran, jóvenes y no tan jóvenes; inmigrantes que regresan a sus países de origen o a otros: otro exilio y a muchos de ellos se les han retirado la tarjeta sanitaria. Cruz Roja Española en un informe explica que está atendiendo a dos millones y medio de personas en situación precaria, y que unas 800.000 de ellas no pueden comprar los medicamentos que necesitan. 

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